martes, 6 de noviembre de 2012

LA VUELTA DE SOFIA LA TATUADA!!!

Bueno, he jugado un poco sucio con el título. Sofía, una de mi TOP5 histórico en 33 años de gateo, la tatuada de Montevideo al 400 (lo de Virginia) solo ha vuelto para deleitarnos con sus escritos en piratasdelforo.com
Aporto acá uno donde aconseja a sus ex colegas sobre que NO hacer en un servicio:

El caballero Xhopper, siempre pide tips que me ayudaron en mi carrera como escort, no sé si puedo dar algún consejo, pero con el mayor de los respetos a los señores gateros y poniéndome como siempre la camiseta de mis compañeras, dejó a su criterio algunas cosas que la experiencia me enseñó que jamás habría que hacer:

1) Ante un pendejo, nunca murmurarle al oído “Cómo me calentás. Me hacés acordar al amigo de mi hijo”. Efectos colaterales: que al pendejo se le baje bien el miembro porque automáticamente en su mente se le presenta Doña Carola, la madre de Carlitos el compañero de la secundaria, que le servía la merienda en batón y ruleros.
2) Jamás decirle al cliente “Ay, cariño, mi amor. Qué bien que me cojiste”. Efectos colaterales: Eso se puede convertir en un loco esperándote en la esquina tecleando con lo que vos dijiste e invitándote a garcharte toda la noche por el pancho y la coca.
3) “La verdad que de todos mis clientes, sos vos el que la tiene más grande”. Efectos colaterales: Te pide servicio anal de tres horas para demostrarte lo ancha que la tiene, y, vos, querida amiga sabiendo que haciendo números con tres petes hacías la misma guita y no te aguantás un miembro importante entrando y saliendo todo el tiempo por tu ano y sin onda.
4) “Qué lindo mi amor, cómo me gusta que ya vengas con carpita”. Efectos colaterales: El flaco eyacula en cinco minutos y se retira satisfecho abonando la hora completa, pero ante tus palabras en el próximo encuentro se tomó una pastillita azul, lo cual te bombea durante todo el servicio y sigue con un fierro hasta la mañana siguiente.
5) “Te voy a hacer las mil y una”. Efectos colaterales: Terminás siendo esclava de tus propias palabras, amigas sin haber tenido en cuenta que del otro lado era ultrapasivo, o, aún peor, que sea un carnicero, de ambas partes, terminás sudando la camiseta como loca.
6) Suplico jamás decirle “¡Ay! ¿Por qué fuiste a visitarla a tal?”. Efectos colaterales: Se cree que estás celosa y que él es tu marido, lo cual, va a querer no encapucharse y ni sueñes que te abone el servicio, o, directamente, dice “Esto es lo más parecido a mi mujer” y creeme que perdiste un cliente.
7) Jamás vendas un servicio lésbico si tu compañera de antemano te dice “No te zarpés chupandome la vagina porque no me va”. Ya en la pieza los tres, tu compañera convertida en una gata arisca y gritando como si la estuvieras apuñalando cuando todavía está vestida. Efectos colaterales: Si el cliente por algún morbo enfermo de su cabeza logró una puta erección, automáticamente, la misma muere for ever.
8) Ni se te ocurra decirle a algún grandote “¿Vos sos stripper?”. Efectos colaterales: A la semana siguiente se te viene aceitado con una zunguita roja y empoma toda la hora frente al espejo, haciendote poses raras con el sólo objeto de mirarse él. La espina dorsal te queda arruinada y de ahí a tu casa. Reposo por tres días.
9) Jamás accedas a disfrazarte de geisha ante un cliente de servicios convencionales. Efectos colaterales: A las fantasías del flaco el manga japonés le queda chico, estás incómoda y encima perdiste tres horas maquillándote, produciéndote y comiéndote el personaje. ¡¡¡ESE SERVICIO COBRENLO TRIPLE, POR FAVOR!!!
10) Si al cliente no se le paró en ningún puto momento su miembro, lo cual vos te esforzaste y desangraste por cumplir tu trabajo, ni por putas le digas “Ay, mi vida, qué lindo que la pasamos”. Efectos colaterales: Corrés el riesgo que cuando se esté retirando ponga las quejas a la encargada de tu servicio, diciendo “Jamás en mi vida me sentí estafado. Esta ha sido mi primera vez” y encima le tengas que devolver al menos la mitad de su dinero.

Un abrazo para todas mis colegas, espero lo tomen con humor.

Sofía Ricci

No hay comentarios:

Publicar un comentario